
Hay tres frenillos en la boca: el lingual, el labial superior y labial inferior.
El frenillo lingual es una banda de tejido fibroso que une la lengua al suelo de la boca y es lo que da movilidad a la lengua para poder realizar todas las funciones oro-faciales (succionar, deglutir, masticar y hablar).
El frenillo labial superior une el labio superior con la encía del maxilar en la línea media y da movilidad al labio. El frenillo labial inferior también se encuentra en la línea media bucal y une el labio inferior a la encía de la mandíbula.
Problemas del frenillo lingual
Cuando el frenillo lingual es demasiado corto disminuye el movimiento normal de la lengua y dificulta la acción de sacarla hacia fuera (protusión lingual). Si esto altera el buen desarrollo de las funciones oro-faciales, se llama anquiloglosia.
En algunos bebés, por ejemplo, esta patología causa dificultades en la lactancia materna y problemas nutricionales. Es frecuente que el bebé no realice correctamente la acción de succionar y no se agarre bien al pecho. Se pueden presentar daños en el pezón de la madre y dolor a la hora de amamantar. En general, un frenillo corto se asocia con dificultades en la deglución de los alimentos.
En niños más mayores, también puede tener como consecuencia dificultades en el habla, la pronunciación de algunos fonemas como la “t”, “d”, “l”, “n” y “r”. En muchos casos, los problemas del habla pueden ser superados con una terapia fonoaudiológica.
Otro problema es el mecánico: la falta de movilidad de la lengua causa inhabilidad para efectuar una autolimpieza oral interna, pudiendo repercutir en la aparición de patologías dentales. También impide lamer los labios, generando su sequedad, y, muchas veces, tocar instrumentos de viento.
A nivel dentario, la tirantez del frenillo puede generar recesiones en las encías (bajan) y suele generar una separación entre los incisivos centrales inferiores (diastema interincisal), que hay que corregir con ortodoncia.

Problemas del frenillo labial
Lo mismo ocurre con los frenillos labiales cuando se insertan muy cerca de los dientes: crean un espacio patológico entre los incisivos centrales (diastema). Es importante un diagnóstico multidisciplinar (odontopediatra, ortodoncista, cirujano y logopeda) para determinar cuál es el mejor tratamiento en cada caso.
El frenillo labial patológico generalmente es corto y grueso (hipertrófico), lo que limita la movilidad de los labios y a menudo la correcta pronunciación. Suele ocurrir que el paciente no puede cerrar la boca con naturalidad (sellado labial) y esto favorece que respire por la boca en lugar de por la nariz, dificultando el desarrollo muscular oro-facial.
Además, al estar más expuesto al exterior, es más probable que el frenillo labial se traumatice con golpes o caídas. Accidentalmente puede seccionarse, irritarse o ulcerarse, lo que requiere atención médica urgente.
¿Cuándo y cómo tratar el frenillo?
Se ha observado que las formas leves de anquiloglosia se pueden resolver espontáneamente con la edad. Desde la Clínica dental Puyuelo aconsejamos tratar quirúrgicamente el frenillo cuando el paciente tiene dificultades para realizar las correctas funciones, sufre dolor, molestias o tirantez debido a la anquiloglosia.
El momento óptimo es el periodo de amamantamiento del bebé o al inicio de la edad escolar (3 años) coincidiendo con la alfabetización del niño.
La técnica quirúrgica es la frenectomía, que consiste en cortar algunas fibras del frenillo para dar más movilidad a la lengua o al labio. En bebés se realiza con una tijera muy fina y se anima al bebé a mamar inmediatamente después de la intervención. Cuando los niños son más mayores se aconseja el uso del láser CO2, técnica segura y efectiva por no producir sangrado, no necesitar suturas, ser de menor tiempo quirúrgico, no producir infecciones post-operatorias y no dejar cicatrices visibles.
Es importante que la cirugía vaya acompañada de un tratamiento logopédico para recuperar la pronunciación lo antes posible. El especialista le recomendará unos ejercicios de estiramientos del frenillo diarios para mantener su elasticidad.
¿Cuánto dura una incrustación dental?
Si el procedimiento lo lleva a cabo un odontólogo especialista en restauración dental y estética y se coordina con un técnico de laboratorio experto, el recubrimiento dental que ofrecen las incrustaciones dentales es muy resistente, duradero y no requerirá de un mantenimiento distinto al de cualquier otro diente.
Los hábitos de higiene dental diarios, como un cepillado correcto después de las comidas y el uso del hilo dental, así como las limpiezas profesionales periódicas, son todo lo que se necesita para mantener las incrustaciones dentales en buen estado y evitar que la caries se filtre entre el material natural del diente y la cerámica adherida.